¿Cuándo hacerlo?



¿Qué época es la mejor? Cada una tiene sus ventajas e inconvenientes. De Abril a Octubre tenemos menos posibilidades de encontrarnos con inclemencias meteorológicas como la molesta lluvia; además los días son más largos y  por tanto dispondremos de más horas de luz. Pero claro, pasa como con las vacaciones de verano: todo el mundo ha tenido la misma idea y los hoteles,  playas y restaurantes (chiringuitos incluidos…) se ponen a rebosar. Así que te encontrarás el Camino con muchos más peregrinos, tanto a pie como en bicicleta, y, por tanto, más colas y posibles problemas a la hora de encontrar alojamiento. Cierto que el Camino Francés, que es el que aquí hemos elegido, es sin duda el que cuenta con una mayor infraestructura y profusión de establecimientos de todo tipo y categoría, pero hemos de tener en cuenta que se da prioridad a los caminantes, cosa lógica porque en bicicleta nos será más fácil y rápido llegar al siguiente albergue (a 5, 10 ó 20 kms.) que hacerlo a pie. Nosotros lo empezamos el 31 de Agosto y no tuvimos excesivos problemas. 


Reponiendo líquidos
En la cima del puerto
A las puertas de la Catedral de León



 Aunque podemos tener la tentación de planificar las etapas con antelación y reservar el alojamiento para evitar encontrarnos con el letrero de “no hay habitaciones libres”, no lo aconsejo y explico el porqué: El Camino es largo, son muchos días seguidos sobre la bicicleta y no siempre nos encontraremos con las mismas fuerzas y ánimos.  Tampoco serán iguales las dificultades de la propia carretera y las condiciones climatológicas. Por eso habrá días que nos apetecerá hacer menos kilómetros de los en principio planificados y otros en que haremos más. O incluso algún día decidiremos no salir y quedarnos en nuestro alojamiento bien porque no nos encontremos bien, por la climatología, etc. Por esto es por lo que no recomiendo la planificación del alojamiento mucho más allá del día anterior.

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